miércoles, 3 de diciembre de 2008

Alarmas sobre posibles catástrofes





Desde que se proyectó el Gran Colisionador Relativista de Iones (RHIC), el estadounidense Walter Wagner y el español Luis Sancho[10] denunciaron ante un tribunal de Hawaii al CERN y al Gobierno de Estados Unidos, afirmando que existe la posibilidad de que su funcionamiento desencadene procesos que, según ellos, serían capaces de provocar la destrucción no sólo de la Tierra sino incluso del Universo entero. Sin embargo su postura es rechazada por la comunidad científica, ya que carece de cualquier respaldo matemático que la apoye.
Los procesos catastróficos que denuncian son:
La creación de un
agujero negro inestable,
La creación de
materia extraña supermasiva, tan estable como la materia ordinaria,
La creación de
monopolos magnéticos (previstos en la teoría de la relatividad) que pudieran catalizar el decaimiento del protón,
La activación de la
transición a un estado de vacío cuántico.
A este respecto, el
CERN ha realizado estudios sobre la posibilidad de que se produzcan acontecimientos desastrosos como microagujeros negros[11] inestables, redes, o disfunciones magnéticas.[12] La conclusión de estos estudios es que "No se encuentran bases fundadas que conduzcan a estas amenazas".[13] [14]
Resumiendo:
En el hipotético caso de que se creara un
agujero negro, sería tan infinitamente pequeño que podría atravesar la Tierra sin tocar ni un solo átomo, ya que el 95% de estos son espacio vacio. Debido a esto, no podría crecer y alcanzaría el espacio, donde su probabilidad de chocar contra algo y crecer, es aún más pequeña.[cita requerida]
El planeta Tierra lleva expuesto a fenómenos naturales similares o peores a los que serán producidos en el LHC.
Los
rayos cósmicos que alcanzan continuamente la Tierra han producido ya el equivalente a un millón de eventos LHC.
El
Sol, debido a su tamaño, ha recibido 10.000 veces más.
Considerando que todas las estrellas del universo visible reciben un número equivalente, se alcanzan unos 1031 experimentos como el LHC y aún no se ha observado ningún evento como el postulado por Wagner y Sancho.
Durante la operación del colisionador de iones pesados relativistas (
RHIC) en Brookhaven (EE.UU.) no se ha observado ni un solo strangelet. La producción de strangelets en el LHC es menos probable que el RHIC, y la experiencia en este acelerador ha validado el argumento de que no se pueden producir strangelets